jueves, 29 de diciembre de 2022

Libros favoritos de 2022

 1-La plaza del diamante. Mercé Rodoreda

2-Requiem por una campesino español. Ramón J.Sender

3- La Regenta. Clarín

4- La Aguja dorada. Montserrat Roig

5- Dime que me quieres aunque sea mentira. Montserrat Roig

6- Falso espejo. Jia Tolentino

7-Hammnet. Maggie O'Farrell

8-Las palabras justas. Milena Busquets

9- Dos vidas. Emmanuel Trevi

10- El viento se llevará nuestras palabras. Doris Leasing

11- La voz melodiosa. Montserrat Roig

12- Música de mierda. Carl Wilson


jueves, 3 de noviembre de 2022

El amor según Garci




El amor. 
En muchas películas se ve bien claro lo que es.  En Tú y yo , en Un extraño en mi vida, en Robin y Marian: el acercamiento , la aproximación de las intimidades; de repente o poco a poco, depende. El enamoramiento -Seven Men From Now, Tierra de penunmbra- es el deseo de abrir a otro tu intimidad, tu vida, a la vez que el otro, casi al mismo tiempo, también te abre las puertas de su yo. El amor es como el Universo. Es otro Universo. Una mirada. El Big Bang es lo que se produce entre dos parpadeos. El amor se acaba, sí.  Lo que permanece es casi siempre su efecto. Como en el Universo. Una cosa más: cuando te enamoras, te ríes como jamás te habías reído. El amor siempre estrena risa. Con cada nuevo amor  no digo yo que regenere el género humano, pero sí evoluciona en algo mejor, infinitamente más bueno. "Sólo se envejece cuando no se ama". La frase es mía. De Volver a empezar. Se envejece cuando no hay instinto de supervivencia, cuando no hay curiosidad. 


miércoles, 26 de octubre de 2022

lunes, 24 de octubre de 2022

Nashville

 










Sonaba el disco de Dr. John Plays Mac Rebennack The Legendary Sessions V. 1


lunes, 17 de octubre de 2022

La vida que amo

 








Ya no quedan días de verano. Pero empieza el Otoño en Madrid que es mi época favorita en esta ciudad.  Estoy escuchando a Rafael Berrio "dadme la hermosa vida que amo". Pues sí, diría que es hermosa viendo las fotos de estos últimos días. Muchas palpitaciones juntas, tantas que en el reconocimiento médico este viernes me dijeron que me había crecido el corazón. Tonta de mi, lo primero que pensé es "qué bonito , no?" ni por asomo llegó temor a un posible peligro. Así soy.
Hace poco han sonado las campanas en Sierra Vieja. Por mi ventana se cuele un olor a pollo a la cerveza que está cocinando Paco. Hoy es el cumpleaños de Quique González, Isabel Díaz Ayuso y Pablo Iglesias. Podría decir que a veces yo solita encierro esas tres personalidades dentro de mi, como en este verano. Empecé con mal pie por culpa del covid y un chasco abisal, pero poco a poco hemos ido remontando, las tornas cambian
las tornas cambian a veces también de cuando en cuando. De cuando en cuando te sale la suerte a la puerta en deshabillé.
El arte es largo, la vida es corta. Ahora que ya acaso no importa.

Sí que importa sí... 

 

viernes, 17 de junio de 2022

Morir aprendiendo

Es muy curioso que la palabra "afición", que en el diccionario equipara a otras bien nobles como inclinación, cariño y ahínco, esté hoy en día tan desprestigiada.  Exceptuando el campo de la fiesta taurina, donde a alguien de "buen aficionado" supone un elogio  y un respeto a sus opiniones, este adjetivo suele venir siendo empleado con desdén y menosprecio notorios, en contraposición  con la garantía que se le atribuye por principio al juicio emitido  por los especialistas en la materia que sea, cuya profesionalidad - reñida casi siempre con el alborozo del asombro - radica en el experto manejo de una jerga enrevesada y doctoral que no parece admitir réplica.  Yo pienso, por el contrario, que sólo de la afición puede nacer el aprendizaje y lo fecundan. Siempre he dicho que unos nacen sabiendo y otros mueren aprendiendo, pero el mundo, por el camino que lleva, va dejando sus riendas de manera cada día más fatal en manos de los que nacen sabiendo.  
Me inclino a creer que la afición resulta sospechosa porque, siendo como es por su misma esencia placentera y no obligatoria, se niega tanto a admitir normas como a entenderlas. Hoy, más que nunca, produce insuperable vergüenza reconocer que no se obra  por norma, sino por gusto, y los hombres, progresivamente condenados a sentir obligatorio el trabajo a que se dedican, en lugar de reaccionar contra esa condena hacen de ella su timbre de gloria. ¿Cómo puede ser tomado en serio un trabajo que divierte?-parecen protestar con escándalo. Y este rechazo tácito suele ir rubricado por una frase que todos hemos oído más de una vez : "¡Qué sabrá ése, si es un aficionado!". En una palabra, que están matando la afición. 


Carmen Martín Gaite
Morir aprendiendo. 
Diario 16, 18 de abril de 1977


¡

domingo, 5 de junio de 2022

Para vivir un gran amor



Entras en casa y aunque no lo percibas, como ocurre con el perfume al que hace años te has acostumbrado, una sinfonía de olores penetra en tu inconsciente y te hace sentir que has llegado al refugio. Es el rastro que deja en el aire nuestra vida diaria. Entras en casa, tras una larga jornada de trabajo, y pronuncias su nombre por el pasillo. No está, pero su espíritu se hace presente en cada rincón que a menudo ocupa. En la cocina hay una nota suya escrita a mano, tal vez adornada con un
 collage apresurado. Me río porque se trata de un humor compartido, recurrente. Guardo el papel en una caja donde acumulo, por vicio, todas las notas que él me ha ido dejando a lo largo de los años.

Recuerdo aquel tiempo, el primero, el de la incertidumbre. La incertidumbre era excitante, estimulaba la pasión. La pasión se multiplica también por el miedo a la pérdida. Y recuerdo haber entreabierto las páginas de su diario para leer furtivamente una página. Él a su vez hurgaba en mis papeles para descubrir algún poema secreto entre los guiones absurdos de la tele. Éramos espías del pasado del otro. Yo me atrevía a preguntar y sentía inquietud y aprensión cuando en su narración surgían otros nombres. Él prefería no saber, se protegía de los celos retrospectivos, así que a fuerza de no contar episodios de un pasado convulso anterior a nosotros he acabado olvidándolos. Hablo como de un tiempo remoto, porque sé que han pasado 30 años, pero a mí siempre me parece que vivo en un amor reciente: la incertidumbre de entonces se ha desvanecido, pero no así la alegría del regreso diario a nuestro mundo.


Él escribió una vez, ya no recuerdo dónde, que a veces me había visto por sorpresa en la calle y que por breves segundos había pensado que de esa mujer podría enamorarse. Pienso en nuestro primer encuentro como en un hecho milagroso: la chica de la radio cruza una calle de Granada y acude a la cita con el joven novelista ya célebre. Bien podía no haber sucedido. Pero lo que no es fruto del azar es este momento que disfruto ahora, recién llegada a mi casa, sentada en el sofá, esperándolo para cenar, para tomarnos un vino, para retomar “esa larga conversación a través de los años” que es el amor, según Ciryl Conolly. El amor, y así se puede nombrar sin faltar a la verdad, ha salido fortalecido, porque tras la consciencia de la suerte que nos proporcionó ese encuentro fortuito, trabajamos en él desde el principio, desde que la pasión hubo de medirse con el hecho de que los dos teníamos hijos y de que no saldríamos adelante sin su aprobación.


Hay una mística en torno a los trabajos artísticos. Parece que si se posee una vocación sincera es necesario entregarse a ella en cuerpo y alma, que quien a ti se una habrá de entender que la obra, con mayúsculas, será siempre lo primero, sacrificando por ella el tiempo común. No habrá obligaciones domésticas que recaigan sobre el artista, ni demasiada responsabilidad hacia los hijos. Estará eximido también de toda culpa; será favorecido con el derecho a preocuparse solo por aquello que tiene entre manos: es un yo por encima de los otros. Y se le concederá un prójimo que aliente ese egoísmo porque a esa vocación se le atribuye un carácter religioso. El artista será perdonado por las víctimas colaterales.

No hubiera sido extraño, pues, que al conocer yo a aquel hombre que ya había obtenido un reconocimiento literario me hubiera convertido en esa suerte de amante, secretaria, asistente, que vive a la sombra del creador. Es una figura que aún se contempla con simpatía, que se desvanece cuando el artista muere, y que al morir ella se le dedica una tierna necrológica valorando su papel tenaz y discreto de secundaria que alentó una gran literatura. No era yo ese modelo de mujer, tampoco él reclamaba ese tipo de asistencia, y además tuvimos que trabajar duro para que esa gran pasión que nos concedió el azar no se viera sepultada por las obligaciones domésticas y los hijos compartidos. Hubo una especie de trato tácito por el cual los sinsabores de nuestra exposición pública no cruzaran el umbral de nuestra puerta.


Respiro ahora el aroma de mi refugio y encuentro que mi fortuna es esa alegría o consuelo que siento siempre al entrar en casa. Sé que muchas personas atribuyen el amor solo a la suerte, pero nuestro secreto está en saber que el camino estuvo empedrado de generosidad, concesiones y renuncias, que nuestra vocación de amar siempre fue tan fuerte como la de escribir un buen libro. No es fácil que se encuentren dos personas que priorizan lo privado a lo público. Durante el confinamiento, prolongamos las sobremesas, caminamos sobre los recuerdos, teníamos tiempo para recrearnos en ellos, a veces esas conversaciones se reflejaban en páginas que prometían convertirse en un libro. El refugio era ya una cueva donde un Adán y una Eva, maduros y perplejos, se protegían el uno al otro de la hostilidad de un mundo en frágil equilibrio.

Quero a vida sempre assim com você perto de mim/ Até o apagar da velha chama” (Quiero la vida siempre así, contigo cerca de mí/ hasta que se apague la vieja llama), canta Tom Jobim en Corcovado. Para que esa vieja llama siga alumbrando hay que preservarla de las corrientes de aire. No sé si vivir un gran amor es más difícil en este presente. Estoy convencida de que se trata de un deseo universal. Mantenerlo es casi una labor de primorosa jardinería, hay que mimar el ambiente para que sea armonioso, equilibrado. Esta casa es el hábitat de un amor, y así la cuidamos. Decía el hijo de James Joyce, Giorgio, que hubiera preferido que su padre fuera carnicero. Ojalá que los nuestros jamás piensen así, que hayan aprendido algo de la atención que nosotros le hemos dedicado a preservar el tesoro de la intimidad, del amor.

Elvira Lindo

viernes, 3 de junio de 2022

La murria en todo lo alto

La murria es como la saudade pero en versión extremeña. Hoy tengo murria de Oporto. Han pasado 8 años ya. También tengo una murria más reciente y fresca de esta semana, de encuentros con personas que sólo veo detrás de una pantalla. Lo del teletrabajo es como las relaciones a distancia, cuando te ves, vas con tan buena predisposición de sacarle jugo al encuentro que al final ganas en calidad. O al menos eso me ha pasado a mi hasta ahora.

Oporto 2014

UOCalias 2022


Murria revuelta un viernes tarde sola, con pizza Domino's y mi eterna canción en loop de Sabina "Caballo de cartón". 

martes, 19 de abril de 2022

viernes, 21 de enero de 2022

Los amantes del puente

Es 21 de enero
es un día de esos oscuros
Madrid parece el sitio más triste del mundo






Hondonadas

Poquísimas veces había escuchado o leído la palabra "hondonada" y fue hace unos días cuando me fijé en ella gracias a esta canción de La Buena Vida. 

La canción es preciosa y por eso he cogido cariño a "hondonada". 


El libro "El oráculo de la noche" de Sidarta Ribeiro habla de los sueños, ¿qué es un sueño? ¿por qué soñamos? ¿nos sirven para algo?.Un tema que para mí es un imán. El caso es que estoy descubriendo algunas cosas, otras me las pierdo porque no las entiendo, pero ha vuelto a aparecer por aquí "hondonada". Justo ha sido mientras se cuenta lo importante que es activar los recuerdos a lo largo de la vida. Las trayectorias neuronales más probables corresponden a los recuerdos más reforzados, aquellos que los recordamos y recreamos en el tiempo. 
"El sueño comienza. Los recuerdos formados durante el día compiten ahora con los recuerdos anteriores. Es muy común que,  ya al principio del sueño, el recuerdo del día anterior desaparezca en el torbellino de otros recuerdos reactivados. Sin embargo, aquello determinante volverá, de forma inexorable. Los caminos más profundamente grabados durante la vigilia son más propensos a ser reactivados que aquellos poco labrados"

Me  hace gracia imaginarme una verdadera batalla campal en mi cabeza cada vez que estoy sopa. No son tan importante las neuronas, sino las conexiones entre ellas. De la misma manera, no son tan importantes los recuerdos sino saber como relacionarlos para rescatarlos del olvido, abrir autopistas por aquí y por allí. La Gaite decía que tendríamos que ser jardineros de nuestros propios recuerdos. Qué bonito y cuanta razón. Tejer nuestra propia red de recuerdos sinápticos y escuchar cómo crepitan cada vez que se abre una nueva conexión. 

En el libro Sidarta abandona por momentos el papel de científico puntilloso y se pone lírico, cosa que agradezco. Habla del cambio del cerebro de un recién nacido como si fuese una planicie a nivel topográfico y conforme adquiere experiencia, la topografía se erosiona. 

"El resultado es que cada con cada nuevo aprendizaje se forma un nuevo surco, y la superficie se va transformando, adquiriendo cada vez más recovecos, valles y arroyos. El contacto con la realidad, por la fuerza del agua y contra la rigidez de la piedra, va esculpiendo topografía sináptica hasta que lleguemos a ancianos, profundo valle central rodeando de inumerables hondonadas cada vez más pequeñas, capilares conformadas por la experiencia autobiográfica, como un palimpsesto de acontecimientos vividos e imaginados"


jueves, 13 de enero de 2022

Madrid

¡Vivo en Madriz!

Madriz intensivo y divertido


Pisito coqueto , pequeño pero en el centro 



Todo resuena

Un poeta chino decía que todo resuena. Los árboles y la hierba son silenciosos, pero el viento los mece y resuenan. El agua está callada ; el aire la mueve y resuena. Las olas rugen, algo las oprime. La cascada se precipita, le falta el suelo. El lago borbotea, algo lo calienta. Los metales y las piedras son mudos, pero si algo los golpea, resuenan. Así también los seres humanos: si hablan es que no pueden contenerse; si se emocionan cantan; si sufren, se lamentan. Y así, algunos de ellos escriben y hacen que todo de nuevo resuene. 

Dime que me quieres aunque sea mentira - Montserrat Roig


Ahora entiendo mucho más eso de "¿os ha resonado?" "¿qué te resuena?" Y yo pues por entonces,  no entendía del todo, intuía pero se me hacía rara esa expresión. Ahora, después de leer a la Roig empiezo a verlo de otra manera. 

Pues bien, ¿qué cosas me resuenan a día 13 de enero? Piensa sin pensar mucho

  1. La película que vi ayer de "Playlist"
  2. Me resuena el sabor del jamón 
  3. Los sueños raros , como el de hoy con Pablito mientras le compraba pañales y pendientes  de cerámica para mí 
  4. El tiburón de la sierra de Cabrera
  5. Me resuena para mal el vivir en penumbra porque se nos funden todas las bombillas y así cualquier puede leer. De hecho me duermo.
  6. Ciertos olores corporales que a veces enganchan más que el azúcar 
  7. Me resuena mucho esta canción de The Smiths 
  8. La Roig, que me recuerda mucho a la Gaite


    ¡Qué buen título!

    Playlist🎬


    El jamón echándose la siesta

    ¿Lo hueles?


¿Y todo puede resonar? 
¿Será eso el amor? 
¿Que te hagan resonar?



lunes, 10 de enero de 2022

Recordar el presente

 "¿No es de hecho la amnesia anterógrada teóricamente pura condición posmoderna por excelencia?
El presente, roto, desolado, constantemente se borra a sí mismo, dejando pocas huellas. Las cosas llaman tu atención por un momento pero no las recuerdas por mucho tiempo. Sin embargo los recuerdos antiguos persisten, intactos... "

"El pasado no puede ser olvidado, el presente no puede ser recordado"

Los fantasmas de mi vida - Mark Fisher 

Este blog y su título es, o al menos quiere ser ,un conjuro contra ese mal que nos come el cerebro; el olvido. Los scroll infinitos que hago con el móvil. Todos los links, imágenes, mensajes de whatsapp, audios y los podcast que digiero como una suerte de bulimia. ¿Qué me ayuda a grabar un recuerdo? El ritual, la repetición, esparcir el recuerdo contándolo, regándolo,  recreándolo entre mi imaginación y mi memoria, despertar y recordar imágenes inconexas de un sueño raro y al narrarlas encontrarles un sentido, hacer fotos, escribir ocurrencias y frases, grabar conversaciones, guardar cosas inútiles que te transporten a ese momento, una servilleta de bar o una flor entre paginas, enmarcar recortes, relacionarlo todo como una telaraña de neuronas con infinitas autopistas. No sirve de nada tener recuerdos aislados en cajones. Todo es relacionable o eso me repito a mi misma. Todo. Este puñado de fotos inconexas, por ejemplo. 










Pero por mucho empeño que ponga en la selección de lo que quiero recordar, nunca puedo elegir mis recuerdos, son ellos los que me eligen a mi.

miércoles, 5 de enero de 2022

El futuro ya está aqui

 

Pensar en tener mi propio algoritmo no se si me gusta o me aterra