sábado, 21 de octubre de 2017

Tan feliz, tan despreciable



Pasa el otoño en Madrid entre los 20 o 30 grados de temperatura, estirando un verano perezoso sin certezas, lleno de suspense y despreocupación. No sabía cómo continuar, sólo tenía algo decidido ; quería volver a Madrid. Y aquí estamos, en el Rastro cerca de esa estatua de Cascorro, con una terraza abierta de Madrid al cielo y su contaminación y su sol mañanero tan reconfortante. "Una ciudad invivible, pero insustituible". Encontramos la estabilidad económica, aunque ya se sabe que eso de la estabilidad es una ficción para ayudarnos a vivir más tranquilos (y aburridos). Ambos tenemos ingresos y ambos hemos tomado una elección entre dos opciones que no sabemos si es la más correcta (vida cuántica ¿para cuando?). Ya lo veremos. Por ahora estamos donde queremos estar.

Todo está por hacer, por relatar y por inventar. Al menos la imaginación se infla, aquí, ahora.