jueves, 4 de marzo de 2021

Algunos pecios ferlosianos

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Vendrán más años malos
y nos harán más ciegos; 
vendrán más años ciegos
y nos harán más malos.

Vendrán más años tristes
y nos harán más fríos
y nos harán más secos
y nos harán más torvos. 

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Lo más sospechoso de las soluciones es que se las encuentra siempre que se quiere.

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No hay nada que pueda impresionarme tan desfavorablemente como el que alguien trate de impresionarme favorablemente. 

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¡Como os habéis equivocado siempre!
Era al afán, al trabajo, al quebranto, a la fatiga; no al sosiego, ni la holgazana, ni al goce, ni la hartura, a quienes teníais que haberles preguntado : "Para qué servís?"

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... los hombres  son , con todo,  siempre mejores que sus convicciones...

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Como todas las muletillas verbales, "un merecido descanso" y "una sana alegría" son expresiones ideológicamente marcadas. La anteposición estereotípica de "merecido" y "sana" parece indicar que el ocio ("descanso") y el goce ("alegría") son, en sí mismos, tal como se crían en el campo, plantas bravías, malas y dañinas, y que hay que someterlos, respectivamente, al tratamiento del merecimiento y la salud. La represión ha proscrito el descanso y la alegría como cosas malas, caídas en pecado,  que tienen que pedir perdón y hacer penitencia.  El descanso tiene que presentar tarjeta perforada que demuestre que "ha fichado" en el reloj de control de su centro de trabajo, o, más propiamente "centro de cansancio". A su vez, la alegría tiene que presentar el certificado médico que acredite de ella "haber dado negativo" tras haber sido sometida a las correspondientes pruebas antidroga, controles antialcohólicos y profiláxis antivenéreas, o , más precisamente, "anticoncuspicientes", oficialmente exigidas. 

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(Never more) Decir que el tiempo todo lo cura, vale tanto como decir que todo lo traiciona. ¿Sabré sobrevivir sin traicionar? (11-IV-85).

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Leído en la prensa el 27 de agosto de 1983, a raíz de las grandes inundaciones del País Vasco: "Pese a los requerimientos de las autoridades y el vecindario, un matrimonio de ancianos se negó, en Andoaín, a abandonar su viejo caserío, una construcción de piedra, confiados en la solidez del edificio, mientras los servicios médicos atendían a personas en quienes la histeria y el pánico habían hecho presa". Es cierto que otras veces las viejas gentes se pierden por su testarudez y su cerrada desconfianza hacia los adelantos, pero su ventaja sobre las nuevas gentes es que habiendo carecido de tutelas exteriores han llegado a hacerse adultos, mientras las nuevas, habiéndolas tenido, jamás llegan a serlo. Las viejas gentes fundan en sí mismas, sin delegarla en nadie, su propia protección, bien aplomadas sobre su mismo suelo, como los fuertes muros de la casa que confían sus vidas. 

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(Variaciones sobre un tema de Concepción Arenal)
Odia la Humanidad y compadece a los hombres. 
Odia España y compadece a los españoles. 
O, en fin, ¿para qué andar con disimulos?, digámoslo claramente : Odia el deporte y compadece las neuronas. 

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Ser indulgente con los malos es algo que el corazón aprende fácilmente desde niño; es saber ser igualmente indulgente con la insoportable, y aun a menudo cruel, arrogancia y petulancia de los virtuosos lo que el corazón suele aprender sólo tarde y con esfuerzo, y en ocasiones nunca. 

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... el animal que lame las heridas de otro  no está haciendo justicia ni ejercicio una virtud, porque ni salda una deuda ni se acredita un mérito. Lo que la siempre frustrada y siempre reincidente compasión humana añora es el limpio calor de la animalidad. 


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Tener ideología no es tener ideas. Éstas  no son como las cerezas,  sino que vienen sueltas, hasta el punto de que una misma persona puede juntar  varias que se hallan en conflicto  unas con otras. Las ideologías son, en cambio, como paquetes de ideas preestablecidos , conjuntos de tics fisionómicamente coherentes, como rasgos clasificatorios que se copertenecen en una taxonomía o tipología personal  socialmente congelada. Sólo hay unos cuantos tipos de persona, y cada cual desea ser reconocido  por aquellos a quienes pertenece. Ésta es la única función de las ideologías; y las ideas, encerradas en paquetes tales, se ven supeditadas a ese único y tristísimo papel. 


miércoles, 3 de marzo de 2021

Poesía a rachas

 LO JURO POR MIS MUERTOS

En eso no te voy a defraudar, 
en aquel afán tuyo tan ardiente y tirano
de que viviera yo contra viento y marea, 
("por favor, tú tranquila,
no te enfades, no cojas miedo a nada"),
de que saliera al mundo a recorrerlo, 
a perderme por él,
a recoger la luz de otras miradas, 
la miel de otras colmenas, 
el hilo de otros cuentos. 

Tú no me dejas ser mujer de Lot,
tú, que me has mantenido
en examen perpetuo de reválida,
tú me mandas vivir, voz de sal y limón,
acogerme impasible al instante presente.

Peleas todavía para que no confunda mi camino
con los atolladeros que me hacen regresar
a la cueva mefítica y sombría
de donde no se sale.
Me dices: "hay camino, sal, no le cojas miedo";
me obligas a mirarlo blanquear
y a fijarme en la gente atribulada
que circula por él, en todos los que lloran.

Recojo las señales de tu lejano Morse,
tranquila, duerme en paz.
En eso–te lo juro por mis muertos–,
en eso no te voy a defraudar.


MI RACIÓN DE ALEGRÍA

Defiendo la alegría, 
la precaria, amenazada, 
difícil alegría, 
el raso, limpia, en cueros,
mi ración de alegría.
No me arrastréis al pozo
de las verdes culebras.
No os arrojo a la cara mi alegría,
os la tiendo tan sólo
como una débil luz, como una mano.
No es ningún baluarte
ni ningún ofensivo privilegio,
es mi único utensilio cotidiano,
mi tela de labor.
No tengo otra bandera
y ostenta unos colores ya un poco desteñidos;
mirad que la levanto a duras penas,
contra viento y marea,
sin sombra alguna de provocación.
Es parcela pequeña, minifundio,
terreno sin cercados ni aparceros
que aro, riego y abono por mí misma, 
con fe, de sol a sol.
Tomad el pobre o rico,
el cuestionable fruto
que desde ella os ofrezco,
pues sólo desde aquí
os consigo mirar, ayudar, entender,
poner tal vez en claro alguna cosa.
No me la reprochéis ni adobéis de negrura
como un reducto inmundo, segregado;
ved que no la defienden ni pinchos ni alambradas
y que podéis pasar aquí conmigo al sol.
No me arrastréis al pozo
de las verdes culebras. 


MADRID LA NUIT

Echa hilo a la cometa de la noche, 
que aún queda algo de viento. 
Amenazado vives, al raso, crepitando,
como una hoguera al cierzo
gastando tus cartuchos con saña y desafío,
pólvora en salvas, llama del momento.
Por el Madrid de Dato y La Caramba, 
del Motín de Esquilache y de Fernando Séptimo,
por el Madrid del Goya de los fusilamientos,
de Larra, Espoz y Mina y Aldecoa,
Madrid hortera y siniestro,
vas dando tumbos, recordando historias, 
por calles que eran gente de apellido compuesto,
aguantando la noche con quien caiga,
con amigos topados a voleo, 
a los que dices "pero no te vayas", 
"quédate otro ratito por lo menos", 
y "aquí una copa para la señora",
y un camarero y otro camarero,
en locales que cierran aún más tarde, 
que quedan aún más lejos,
zigzag de rutas donde vas gastando
suela de tus zapatos, palmadas a serenos,
saliva con que hacer rodar mentiras,
gestos que se dirán verdaderos,
mil pesetas ganadas a los chinos,
alaridos a un taxi, giros del minutero,
cerillas, labia, risa,
y el don tan frágil de no haber muerto. 
...Ya surge el rostro gris del día siguiente
–muro lívido y terco–.
Tienes frío, estás solo, y hay que esconder el miedo. 
Echa hilo a la cometa de la noche,
que aún queda algo de viento. 


FARMACIA DE GUARDIA

No es Valium ni Orfidal, 
no me ha entendido. 
Se trata de la fe. Sí: de la fe.
Comprendo que es muy tarde
y no son horas
de andar telefoneando a una farmacia
con tales quintaesencias.
Lo que yo necesito
para entrar confiada en el vientre del sueño
es algún específico protector de la fe.
¿Que le ponga algún ejemplo concreto?
Pues no sé... Necesito
creerme que este saco
cerrado por la boca
y en cuya superficie
se aprecia la joroba
de envoltorios estáticos
puede volver a abrirse alguna vez,
a provocar deseos y sorpresas
bajo la luz del sol y la luna, 
bajo el fervor clemente
de los dioses del mar.
¡Oh, volver a sentir lo que era eso!
Y ni siquiera necesito tanto
–ya es menos lo que pido–;
simplemente creerme que un día lo sentí
intempestivamente
cuando más descuidada andaba de esperarlo, 
y supe con certeza
que sí, que se podía, 
que un corazón doméstico
cuando al fina se desboca
es porque está latiendo sin saberlo
desde otro muy cercano.

Ya. Que no tiene nada.
Pues perdone. 
Comprendo que es muy tarde
para hacerle perder a usted el tiempo
con tales quintaesencias.
Ya me lo figuraba.
Buenas noches.