Siempre he querido un verano en la ciudad, me hacia gracia ver esa moto de agua en medio del asfalto en la película de Barrio. Pero durante la ola de calor, pasar el verano en Madrid, y más en una buhardilla, palomar para los amigos, no me ha hecho ni puta gracia. Y más si me vienen visitas, y el pisiito idílico se convierte ... de refugio a chavola de madera.
El calor sigue, pero ahora es agradable estar en casa. Ver pelis, leer entrevistas kilométricas de la Jot Down, que te descubran a escritoras frívolas, cínicas y peliculeras, criticadas por muchos en mi fcbk, y que sin embargo a mi me caen en gracia (Milena Busquets). Intento sacarle chispa al nuevo teléfono rojo de Lavapiés, y he llamado a Seve sólo para felicitarle por el día del abuelo (otro invento de la vida moderna, tan estúpido como útil para acercarte más a tu familia). Y bueno, aquí estamos , pasando el verano en Madrid. Preparando falafel, deseando bañarme por unos días en el Mediterráneo, aunque sea en Calella y trabajando mucho sin descanso obsesionada (sarna con gusto no pica) por sacar adelante Maimona Fest .
Voy a enchufar a cortacircuitos....que corra el aire y fluyan los días, un poco más fresquitos a poder ser. ..Volveremos a la taberna de Los Conspiradores, a escribir ese artículo siempre pendiente sobre mi taberna favorita de Madrid tan amable y tan honesta.
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