martes, 4 de septiembre de 2012

Miedo y asco en Nevada











El árido desierto de Black Rock (Roca Negra), en Nevada, se convierte una vez al año en la metrópolis Black Rock City, conocida también como Burning Man. Un encuentro donde artistas y aventureros se dan cita para crear una ciudad utópica y esfímera, donde el arte, en todas sus manifestaciones, se muestra, se vive y se comparte. Escultura, arquitectura, pintura, música, danza, fotografía,…y detrás, el fuego.
Si te animas a pinchar en este enlace, te encontrarás con imágenes y situaciones que te encantaría vivir, pero el billete para participar en Burning Man avisa de posibles peligros de heridas graves o muerte. Los que se inscriben asumen los riesgos a cambio de tener la posibilidad de vivir una semana extraordinaria en una sociedad diferente.

Según sus seguidores, Burning Man (Hombre Ardiente) es un festival que no llegas a entender en su esencia si no lo experimentas. Se celebra en pleno desierto, a cientos de kilómetros de la ciudad más cercana y los miles de participantes deben llevar lo necesario para sobrevivir a temperaturas extremas. Desde que llegan construyen campamentos agrupados. Cada campamento ofrece un elemento central interactivo donde el fuego, la madera y el hierro juegan con la luz, el color y la fantasía. En estos últimos años se añade un nueva herramienta, la tecnología, lo que aporta mayor espectacularidad a los montajes.
Al final de esta semana cultural, se queman una gigantesca escultura de madera en una celebración catártica que da nombre a este acontecimiento. Y, luego, la ciudad desaparece sin dejar rastro en el desierto.

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