domingo, 31 de octubre de 2010

viernes, 29 de octubre de 2010

Joe y Lorca

En su paso por Granada, Joe Strummer (líder de The Clash) quiso buscar la tumba de Federico García Lorca en compañía del periodista Jesús Arias,quien años después recordó aquellos días: Joe era un tipo generoso.
Casi nunca llevaba dinero encima pero, cuando lo tenia podía gastarlo en lo que fueraco simplemente dárselo todo a alguien en la calle, incluso ir al banco a retirar dinero para dárselo a algún nesecitado. Lo vi regalar ropa en el metro de Madrid,
bueno, como les dije antes, Joe era un tipo generoso.
Un día me llamo por teléfono desde Madrid y me dijo: "Jesús espérame en la cúpula a las 6 de la tarde, tengo una sorpresa que quiero enseñarte" Joe era así, podía pasar semanas sin dar señales de vida y de pronto aparecer en tu casa y quedarse 3 días. Ese día a las 6 lo estaba esperando en la cúpula y de pronto apareció en un enorme coche plateado tocando bocina y me dijo: "Mira lo que he comprado", estaba feliz como un chico. Me monte en el coche y Joe me explico para que servia cada botón, acariciaba el parabrisas, se asomaba a la ventanilla cuando parábamos en un semáforo y le decía a los pasajeros de cualquier coche: "¡Lindo! ¿no? lindo coche. Y es mió!" .
Al principio solo estábamos dando vueltas para probar el coche pero después Joe se puso serio y me dijo: "Vamos a Viznar". Viznar esta a 8 kilómetros de granada y es donde fusilaron a Lorca. Su tumba nunca fue descubierta y el permanece como un fusilado anónimo mas. Yo ya le había contado esa historia y el ahora quería visitar el sitio. Al llegar a Viznar Joe detuvo el coche en frente de una ferretería, quería comprar palas para buscar la tumba de Lorca y desenterrarlo. Estaba convencido de que iba a encontrarlo pero por suerte lo convencí de que era casi imposible encontrarlo ya que eran kilómetros de monte.
Al llegar al monte Joe paro el coche, me pidió un cigarrillo y empezó a caminar, yo me quede en el coche.
Cuando estaba a unos 50 metros de mi, se dio vuelta y me dijo "veni", cuando llegue el estaba llorando, le pregunte que le pasaba y me dijo: "Puedo oírlo, puedo oír el grito de los muertos, aquí tengo la sensación de que a pasado algo terrible".
No se por que pero en ese momento nos quedamos callados, escuchando el silencio bastante tiempo. Luego Joe saco un porro y dijo: "Hace mucho le prometí a García Lorca que me fumaría un porro delante de su tumba, en su honor" "Federico va por usted maestro", encendió el porro y se lo fumo. Mientras cumplía su promesa me hizo prometerle que volveríamos y que haríamos una canción contando ese momento y que esa canción se tenia que llamar "Lorca".
Durante los años siguientes siempre que Joe me llamaba me preguntaba como iba la canción y yo le contestaba que ya tenia la música y solo faltaba su letra pero lo cierto es que el nunca llego a enseñarme sus letras y nunca volvimos a ese luga
r.


viernes, 22 de octubre de 2010

Cuando Antonio conoció a Salvador...

"No lo había explicado nunca, pero ahora me apetece hacerlo. A finales de los 70 y antes de que empezara con mi carrera como músico, estuve trabajando durante un tiempo en un restaurante de Cadaqués que se llamaba Persépolis. Una vez vino a comer Salvador Dalí, porque era amigo de los dueños del restaurante, y tuve la ocasión de poder hablar con él y que conociera mi música. Estuvimos charlando un rato y me invitó a una fiesta que daba en su casa al cabo de un par de semanas. Entre todos los objetos que la decoraban, había una guitarra muy vieja medio rajada. Me confesó que nunca la había tocado nadie porque simplemente le gustaba observarla. Le expliqué que a medida que se toca más una guitarra mejor suena, y que era una lástima que la tuviera así. Después de dudar durante unos instantes, la descolgó y me dijo: "Tócala". Le toqué un par de canciones y se la devolví. La colgó, la volvió a observar y me dijo: "Te has quedado con el alma de la guitarra, pero yo con tu música. Y tienes razón: ahora se ve más bella". Es lo más grande que me ha pasado nunca. Conocer a Dalí fue acojonante!”"

ANTONIO VEGA

martes, 19 de octubre de 2010

Mercel y Pumba


Miwa, una cría de mono, cabalga sobre el también retoño de jabalí Uribo, en el zoo de Fukuchiyama, en Kyoto, Japón. Los dos crías mantienen una estrecha relación, tras haberse quedado ambas huérfanas de madre el pasado mes de junio.

viernes, 1 de octubre de 2010

Requiem pour un con



Al feo y talentoso Serge Gainsbourg, ahora reivindicado por Joann Sfar en su devota película,la vida le dio lecciones de cinismo, y él, aplicado, las utilizó para engrandecer su notoriedad como personaje público hasta convertirse en un icono histriónico, pero sobre todo histórico, legando un testamento artístico deslumbrante y sofisticado. Gainsbourg supo hacer valer su fecunda inspiración para salir airoso de cualquier tendencia y sobrevivir a cualquier reto: sus letras se fundían con la musicalidad del ritmo y rebosaban agudeza e ingenio, con un melancólico ideal de belleza dando vida a historias de amor obsesivo, sexo y autodestrucción. Seccionaba las palabras por la mitad y cambiaba el ritmo para, en ocasiones,fingir un acento muy inglés con un significado muy francés, tanteando siempre la emoción pero cortándola de raíz antes de que se desbordase. Fue un melodista inspirado, un palabrista excepcional y un compositor suntuoso. Maestro de la dualidad, supo inventar canciones clásicas y pop desechable para él y para casi todos los demás.

Fue depurando su escepticismo con la lucidez que le procuraba su ironía. Vanidoso y orgulloso, su actitud egotista fue el fruto de su arrogancia, pero también la máscara de su timidez. Generoso y desprendido,pero casi nunca amable y ni sociable. Se definía como una persona no apasionada. Detestaba estar solo, pero le resultaba imposible convivir con alguien. "No soy un buen tipo, no soy un buen amigo", repetía en entrevistas el hombre que amaba a las mujeres. Y la mujer, claro, fue el gran tema de sus canciones. ¿Y el sexo? Simplemente, "onanismo por persona interpuesta", confesó. Que se sepa: ninguna de sus amantes lo vio jamás completamente desnudo. A veces, tierno; otras, sorprendentemente, caso un puritano.

Se enamoró perdidamente e ideó "Je t'aime... moi non plus" para la Bardot mientras vivían un intenso y corto affair, pero la boba BB vetó la edición de la canción por presiones de su marido, con quien volvió sumisa. Entonces, le ofreció a su amiga Marianne Faithfull el tórrido dueto, pero ella no aceptó. Finalmente, el gran premio recayó en Jane Birkin, a la postre su gran compañera. Gainsbourg y Birkin se convirtieron en inseparables durante doce años, hasta que el insoportable nihilismo de Serge, ya muy Gainbarre, echó al traste aquello. (Tras la ruptura, siguieron unidos hasta el final en una bonita historia de amor y amistad que se diría eterna).

Gainsbarre era un álter ego nihilista y desagradable que mostraba en todo su esplendor su lado oscuro para epatar a espectadores y explotar su vena provocadora. La que justamente lo transformó en un suicida optimista que finalmente se ganó la muerte a conciencia, bebiéndose y fumándose la vida sin compasión. Y murió solo, tendido en la cama, con los puños cerrados: ataque al corazón. Un genio y un gilipollas.