viernes, 22 de octubre de 2010

Cuando Antonio conoció a Salvador...

"No lo había explicado nunca, pero ahora me apetece hacerlo. A finales de los 70 y antes de que empezara con mi carrera como músico, estuve trabajando durante un tiempo en un restaurante de Cadaqués que se llamaba Persépolis. Una vez vino a comer Salvador Dalí, porque era amigo de los dueños del restaurante, y tuve la ocasión de poder hablar con él y que conociera mi música. Estuvimos charlando un rato y me invitó a una fiesta que daba en su casa al cabo de un par de semanas. Entre todos los objetos que la decoraban, había una guitarra muy vieja medio rajada. Me confesó que nunca la había tocado nadie porque simplemente le gustaba observarla. Le expliqué que a medida que se toca más una guitarra mejor suena, y que era una lástima que la tuviera así. Después de dudar durante unos instantes, la descolgó y me dijo: "Tócala". Le toqué un par de canciones y se la devolví. La colgó, la volvió a observar y me dijo: "Te has quedado con el alma de la guitarra, pero yo con tu música. Y tienes razón: ahora se ve más bella". Es lo más grande que me ha pasado nunca. Conocer a Dalí fue acojonante!”"

ANTONIO VEGA

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