viernes, 1 de marzo de 2013

él


Como adoro las fotos de galaxias, como adoro "it never it entered in my mind" de Miles Davis, como adoro esas conversaciones que robo a señoras, como adoro mi ciudad en su perfil más crepuscular, como adoro bailar Michael Jackson de fiesta, como adoro a las golosinas, como adoro la doce vita del talento de Mr. Ripley, los cortaditos en el café de al lado, los marianitos, domingueros las nuevas canciones de Sixto Rodriguez, como adoraba mis Chesterfield, como adoro a todos mis ídolos, a Oporto, y toda esa decadencia con todas sus estatuas, como adoraba hablar por skype con Nutria, como adoro esas mañanas sola en casa, el camino a inglés los sábados a la mañana con Bilbao recién regada, como adoro las croquetas de chipirón del Irrintzi, como adoro los textos de Elvira Lindo y aquellos martes de Asuntos Propios con el sueco, como adoro la complicidad y las coñás marineras, como los dibujos de Schielle, y las canciones de los Beatles, la ropa de Yves Saint Laurent, como adoro dormir bien en mi cama y que me despierten con música, como adoro ver las caras de alegría de la gente al vernos tocar con la fanfarria entre confeti por el suelo, o cuando nos reímos todos en la cocina por alguna frase de mi padre, como adoro cuando me confiesan algo importante y confían en mi,  como  adoro los mejores capítulos de Mad Men, como adoraba tocar la guitarra con Ocejo…. Así adoro por fin a alguien. Creía que sería imposible que alguien reuniese tantos matices, tantos contrastes, tanta ternura y tanto descaro, tanta curiosidad absurda como la mía.
Hoy he renunciado a parte de mi propia mitología, por un nuevo Dios, que resulta que es una personita real.

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