domingo, 23 de diciembre de 2012

La generosidad es silenciosa

Con los años voy construyéndome un manual de psicología basado en la observación minuciosa de los seres humanos. A unos les da por los insectos; a otros, por la Vuelta Ciclista; a otros, por las plantas. Yo miro a mis semejantes: miro, escucho, pregunto. Tan raro suele ser sentir interés real por los otros que a veces noto que esos otros se me ponen en guardia, como si sintieran que pretendo sacarles una información valiosa. Y no. Las vidas privadas en sí me interesan poco. Y menos para divulgarlas. Es una curiosidad en estado puro. Si acaso tendrá cierta utilidad a la hora de construir personajes de ficción. Como los seres humanos somos muy repetidos, he observado que suelen ser los tacaños quienes hacen más gala de su generosidad. No porque intenten exagerar lo poco que dan, eso es lo que yo pensaba antes; el mecanismo mental es otro: aquello de lo que se desprenden, por ridículo que sea, siempre les parece mucho, y esto les empuja a comunicarlo continuamente, para sentir recompensado ese brote inaudito de generosidad a fuerza de prestigio.  (....) El sábado recibí unas cuantas lecciones. La fundamental es que una siempre es menos generosa de lo que cree. Bueno es saberlo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario