domingo, 23 de septiembre de 2012

La Orden de Toledo

Toledo tiene un indudable halo de misterio, de lugar especial donde pueden suceder cosas inesperadas, de espacio revelador de otras realidades y de ventana abierta a la imaginación. Hubo a principios del siglo XX un grupo de amigos muy especial que supo captar esta realidad paralela de la ciudad para dejarse llevar, evadirse, soñar, crear, divertirse, aprender y, sobre todo, disfrutar. Este grupo de jóvenes por aquel entonces desconocidos formaba parte de la que denominaron Orden de Toledo, cuyos preceptos básicos eran:

Vagar durante toda una noche por Toledo, borracho y en completa soledad.
No lavarse durante la estancia.
Acudir a la ciudad una vez al año.
Amar a Toledo por encima de todas las cosas.
Velar el sepulcro del Cardenal Tavera.


La Orden fue fundada ni más ni menos que por un jovencísimo Luis Buñuel del modo que años más tarde relataría: Me paseo por el claustro gótico de la catedral, completamente borracho, cuando, de pronto, oigo cantar miles de pájaros y algo me dice que debo entrar inmediatamente en Los Carmelitas, no para hacerme fraile, sino para robar la caja del convento. Me voy al convento, el portero me abre la puerta y viene un fraile. Le hablo de mi súbito y ferviente deseo de hacerme carmelita. Él, que sin duda ha notado el olor a vino, me acompaña a la puerta. Al día siguiente tomé la decisión de fundar la "Orden de Toledo". Ello sucedió el día de San José de 1923 (13 días después de la visita a la ciudad de Albert Einstein) y Buñuel se nombró condestable de la Orden.
Dalí y su batamanta, la única, Buñuel, chulepa, pipas,el señor de la bolsa en la cabeza

El secretario era Pepín Bello. En un segundo orden jerárquico se encontraban los fundadores de entre los que destacanFederico García Lorca y su hermano Paquito, Pedro Garfias, Augusto Casteno, José Uzelay y Ernestina González. Luego venían los caballeros, entre los que figuraban Salvador DalíRafael AlbertiAntonio SolalindeHernando Viñes, Lulu Viñes, Ricardo UrgoitiMaría Teresa LeónRené CrévelPierre UnikJosé María Hinojosa y Jeanne, la esposa de Buñuel. Por debajo de estos se encontraban los escuderos con Georges Sadoul, Roger Désormières y su esposa Colette, Elie Lotar, Aliette Legendre, Manuel A. Ortiz y Ana María Custodio. Más abajo estaban los invitados de los escuderoscuyo jefe era Moreno Villa y, por último, estaban los invitados de los invitados de los escuderos, con Juan Vicens y Marcelino Pascua a la cabeza. Estamos por tanto ante lo mejor de la generación del 27 con Toledo como fuente de inspiración y lugar de reunión. El rango alcanzado en la Orden dependía del grado de cumplimiento de las reglas, básicamente resumidas según Buñuel en ir a Toledo con la mayor frecuencia posible y ponerse en disposición de vivir las más inolvidables experiencias.
Pepín Bello, leedor, BUñuel, mujer,Dalí,y el de la pipa

Subían a la ciudad histórica para perderse en el laberinto de sus calles. Vivían intensamente sus días en la ciudad: A menudo, en un estado rayano en el delirio, fomentado por el alcohol, besábamos el suelo, subíamos al campanario de la catedral y escuchábamos en plena noche los cantos de las monjas y los frailes a través de los muros del Convento de Santo Domingo. Nos paseábamos por las calles leyendo en alta voz poesías que resonaban en las paredes de la antigua capital de España, ciudad ibérica, romana, visigótica, judía y cristiana (Luis Buñuel).

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