lunes, 11 de junio de 2012

El amor y la furia


No es lo mismo pelearse que ser cruel...


Mi momento favorito es cuando estamos solos por la noche riéndonos y hablando de libros, de la situación mundial, de poesía, de los hijos, de cuando nos conocimos, de problemas, de fantasías y de los sueños que tenemos. Hasta cuando nos peleamos es divertido. Richard disfruta tanto perdiendo los estribos que da gusto verlo. Explota como una bomba, Saltan chispas, tiemblan las paredes y se sacude el suelo. 




Crear una vida con él era mucho mas interesante que interpretar vidas ajenas en la pantalla; claro que yo siempre he disfrutado demasiado de la vida para ser una mera intérprete de sueños.




No olvides nunca tus extrañas virtudes. No olvides nunca que bajo ese barniz de lenguaje soez hay toda una mujer  especial y puritana. Yo soy más aburrido que una ostra y el hecho de que hayas estado tanto tiempo conmigo da una idea de tu lealtad. Te echaré de menos con pasión y un pesar desaforado.



Te quiero hermosa mujer. Si alguien te hace daño, escríbeme unas letras, algo así como "necesario" o "necesidad", o la palabra mágica "Elizabeth" y llegaré un poco más rápido que el sonido. Seguro que sabes lo mucho que te quiero, por supuesto. Seguro que sabes lo mal que te trato, por supuesto. Pero lo fundamental, lo más cruel, bestial, asesino e inmutable es que no nos entendamos en absoluto... funcionamos en longitudes de onda completamente ajenas. Tú estas tan lejos como Venus, y yo no tengo oido para la música de de esferas. Pero aún así, con todo, te quiero y siempre te querré... Vuelve conmigo en cuanto puedas...




Bien, en primer lugar tienes que darte cuenta que te venero. En segundo lugar, a riesgo de parecer repetitivo, te quiero. En tercer lugar (vuelvo a la carga con mi dominio del idioma) no puedo vivir sin ti.


...auténticos cometas desatados

Pocos días antes de morir, el 5 de agosto de 1984, Richard Burton escribió una carta a Elizabeth Taylor. Él residía en Suiza y ella en Los Ángeles. Era una de las cerca de 40 cartas que el actor dirigió al gran amor de su vida. Habían protagonizado una de las historias más tempestuosas del Hollywood del siglo pasado: 13 años juntos, dos bodas y dos divorcios.
Elizabeth Taylor recibió la carta de Burton cuando este ya había muerto. En ella, el actor le pedía una nueva oportunidad, reconociendo que había sido mucho más feliz junto a ella que sin ella ("si me dejas tendré que matarme, no hay vida sin ti", le había escrito Burton a Taylor en otra carta).
Esta es una más de las historias que cuenta El amor y la furia (La verdadera historia de amor de Elizabeth Taylor y Richard Burton), que acaba de publicar en España la editorial Lumen y que ha sido un éxito de ventas en EE UU tras el adelanto que ofreció en su día la revistaVanity Fair. El libro, escrito por el periodista Sam Khasner y la biógrafa Nancy Schoenberger, es un exhaustivo recorrido por la relación de la pareja, para el que han contado con la colaboración de la actriz.

Él era un galés rudo con fama de ser un amante irresistible, ardiente y bebedor de primera, que vio por primera vez a Elizabeth en 1953 durante su primer viaje a California. Él tenía 28 años y ella 21. "La mujer más increíblemente independiente, bella, distante, remota e inaccesible que había visto", recordaba tiempo después el actor. No se volverían a ver hasta nueve años después en el rodaje de Cleopatra. "Era adicta al dramatismo, a las peleas y las reconciliaciones, a echar puertas abajo. Le resultaba imposible renunciar a lo que había encontrado en Burton", confesó el tercer marido de Taylor, Eddie Fisher, casi inmediatamente abandonado.


Se convirtieron entonces en Liz y Dick y vivieron unos años intensísimos. Él pasó de ser un actor británico respetado a una celebridad internacional. Ella ya lo era. Pero lo mejor se producía en la intimidad. "No nos cansábamos nunca el uno del otro. Hasta con lospaparazzi colgados de los árboles, hasta oyendo sus pasos por el tejado, podíamos hacer el amor, jugar al Scrabble y formar palabras indecentes, y nunca se acababa la partida. Si te excitas jugando al Scrabble es que es amor", confesó Elizabeth Taylor. Nunca dejaron de amarse. Ya lo dijo ella: "Cuando podíamos ser Richard y Elizabeth, el matrimonio funcionaba de maravilla. Lo que no funcionaba eran Liz y Dick, porque eran dos personas que en realidad no existían". La última vez que hablaron fue poco antes de morir el actor. Ella acababa de salir de una clínica de desintoxicación y él la vio en una foto de periódico. Hablaron por teléfono, quedaron en verse en Londres y él la despidió con estas palabras: "Adiós, amor".

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