jueves, 17 de febrero de 2011

Sally Bowles


Nos reímos los dos.

-Sabes, Sally, lo que en el fondo me gusta de ti es que siempre es tan fácil darte el timo. Las gentes que nunca se dejan engañar son deprimentes.
-Entonces me sigues queriendo, Chris?
-Sí, Sally. Te sigo queriendo.
-Tenía miedo que estuvieses molesto conmigo, por lo del otro día.
-Y lo estaba. Mucho.
-¿Pero ya no lo estás?
-No... Creo que no.
-Buscar excusas, o explicártelo, o pedirte perdón, no serviría de mucho... A veces me pongo así... Tú lo comprendes, ¿verdad, Chris?
-Sí-dije-. Creo que sí.

No nos volvimos a ver. Quince días más tarde, cuando estaba pensando en telefonearla, me llegó una postal de París: "Llegué anoche. Escribiré mañana. Muchos besos". La carta no vino. Un mes después recibí otra postal de Roma, sin remite: "Te escribiré dentro de uno o dos días",ponía. Eso fue hace seis años.

Ahora le escribo yo a ella.
Cuando leas esto, Sally - si alguna vez lo les - ,piensa que es un homenaje, mi más sincero homenaje, a ti y nuestra amistad.
Y mándame otra postal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario