martes, 30 de noviembre de 2010

La inteligencia que nos toca

El problema ya no es que los malos y los poderosos nos oculten cosas. El problema es que además de eso hay tantas cosas disponibles que corremos el riesgo de no diferenciar las importantes. Tener 250.000 documentos de golpe en la mayor filtración de la historia que alcanza a decenas de países es lo mismo que tener un billete de 500 euros en un autobús. No sirve de nada hasta que no lo desmenuzas. En este mundo nuevo que Wikileaks abandera habrá que ser muy listo para enterarse de algo. Incluso ser tan listo como para reconocer que se es incapaz de comprender ni una ínfima parte de toda la información disponible. La palabra, tan manida ya, es sobreabundancia. Un montón de los periodistas más espabilados del mundo están ahora mismo que no duermen por las noches por la cantidad ingente de material interesante que tienen sobre sus mesas. Nada de emocional. Estoy convencida de que el nuevo tipo de inteligencia será selectivo. El más inteligente será el que sepa qué es lo importante.

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