jueves, 21 de enero de 2010

Bola de Nieve


-Pero, entonces, ¿debo escuchar a Bola de Nieve?

Debe.


-¿Por qué?

Porque cuando es sublime, es de los más sublimes. Cuando es sublime alcanza el séptimo cielo y, ya sea para reír, para llorar, o por puro placer, cada vez que lo escuchamos, y tras un periodo de adaptación, tenemos el sentimiento precioso de alcanzar el paraíso musical: cada nota, cada frase, cada acorde de piano, cada pausa, respira por sí misma y se gana, en su aparente humildad, la calificación de obra maestra. Gracias a su voz, entendemos o, por un escaso par de minutos creemos entender, que lo único importante es amar, o haber amado. Bola de Nieve fue y es un cantante irrepetible, aunque ni mil preguntas puedan hacer entender a algunos su grandeza.



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