domingo, 27 de septiembre de 2009

Maldito Rimbaud


Arthur Rimbaud, ese poeta deslumbrante que redactó toda su obra antes de cumplir los 20 años. Fue excéntrico y extraño desde pequeño y tuvo modos de autentico chiflado: en 1871, con 16 años, no se lavaba, no se peinaba, iba vestido como un mendigo, grababa blasfemias a punta de cuchillo en los bancos del parque, merodeaba por los cafés como un lobo sediento intentando que alguien le invitara a una copa, contaba a grandes voces cómo disfrutaba sexualmente con las perras vagabundas y llevaba siempre en la boca una pipa con la cazoleta boca abajo. Poco después de esto se trasladó a París y conoció a Paul Verlaine, poeta exquisito perfectamente tarado, alcohólico y violento. Se enamoraron tórrida y venenosamente el uno del otro, y durante un par de años se las apañaron para hacerse la vida imposible. Se pegaban, se insultaba, se amenazaban, se acuchillaban las manos como prueba de amor en los cafés. Y al mismo tiempo escribían sin parar. Rimbaud desarrolló la teoría literaria del Vidente. «Yo soy otro».Para Rimbaud, «el poeta debe hacerse vidente a través de un razonado desarreglo de los sentidos». Se trata de «registrar lo inefable» y para ello «es precisa una alquimia verbal que, nacida de una alucinación de los sentidos, se exprese como alucinación de las palabras»; al mismo tiempo, «esas invenciones verbales tendrán el poder de cambiar la vida».

Se pasaba el día estudiando libros de ocultismo y llegó a pensar que podía fundirse con Dios con ayuda de las drogas y la magia. Se agarraba unas cogorcas épicas a base de absenta y ajenjo mientras a todas horas masticaba achís (por entonces aun no se fumaba); lo hacía de modo concienzudo y voluntarista, ansioso de romper los lazos con la poca racionalidad que le quedaba, para poder dar el salto a al divinidad. Todo esto le llevó a un estado de constante ofuscación: veía rutilantes en el fondo de los lagos y creía que las fábricas del extrarradio de París eran mezquitas orientales.



Tanto la relación amorosa como el estado mental de los dos poetas se fueron deteriorando rápidamente. En 1873, Verlaine intentó matar a Rimbaud y le pegó tres tiros: sólo atinó uno y en la mano. Rimbaud terminó en el hospital, Verlaine en la cárcel (dos años) y el escándalo arruinó la vida de ambos porque hizo pública y notoria su homosexualidad. Rimabud que se apresuró a publica Una temporada en el infierno por ver si ahí recuperaba algún prestigio, fue completamente ninguneado por aquel París cruel y represivo. Su teoría del Vidente había fallado: no sólo no se había convertido en Dios, sino que se encontraba más sepultado que nunca en lo demoniaco. En noviembre de 1875, Arthur Rimbaud quemó sus manuscritos y dejó de escribir para siempre jamás. Tenía 21 años.



Mucho tiempo después, su hermana le preguntó que por qué había abandonado la escritura; y él contestó que seguir con la poesía le habría vuelto loco. Por eso no le bastó el silencio, sino que, después de haber sido todo palabras, intentó ser todo actos y nada más que actos. Es decir, intentó convertirse en un hacedor. Quiso encontrar la cordura por medio de una vida básica, de ese tipo de vida que, a fuerza de ser desnuda y difícil, parece más real.Fue capataz de canteras y maestro albañil en Chipre; viajó a Somalia y Etiopía, y en Harar se empleó en una empresa de comerciantes de café. Trabajaba como un galeote y era de una austeridad aterradora: apenas si comía y sólo bebía agua. Exploró regiones africanas desconocidas; se hizo traficante de armas y hay quien dice que también traficó con esclavos. Era un personaje conradiano, torturado y enigmático, que huía de si mismo. Pero no pudo correr lo suficiente. En 1891, estando en un remoto rincón d e África, empezó a sentir unos dolores espantosos en al rodilla. Era un cáncer de huesos. Le amputaron la pierna desde la ingle pero no sirvió de nada. El tumor le dejó prácticamente paralizado. Cuando murió tenía 37 años.


"La loca de la casa". Rosa Montero





No hay comentarios:

Publicar un comentario