Rimbau:
“Me parecían risibles las celebridades de la pintura y de las poesía modernas; me gustaban las pinturas idiotas; los decorados de los saltimbanquis, las ilustraciones populares; me gustaba la literatura fuera de moda, el latín de iglesia, los libros eróticos sin ortografía. Las novelas de nuestros abuelos, los cuentos de hadas, los libros para niños y los viejos libretos de ópera. Los estribillos insulsos y los ritmos ingenuos”.
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