lunes, 2 de noviembre de 2009

Buñuel - Lorca - Dalí (II)

París, 2- 2- 26

Querido Federico:
¡Qué vergüenza el dejar que nuestra amistad se apolille tan por completo! En parte es tuya la culpa porque he visto que no tienes ningún interés en saber de mí. No te has dignado a preguntar a ninguno de los amigos que podían haberte dado noticias. No quiero que pueda achacarme a mí toda la culpa. Como arma defensiva te envío ese monísimo retrato. Supongo que lo colocarás sobre esos fondos de tela popular granadina que pones siempre en el tabique de tu cuarto. Sólo te ruego que disimuladamente me sustraigas a las miradas de nuestro común amigo paquito Soriano, si por acaso te hiciera una visita.
¿Trabajas mucho? ¿Qué haces? Preguntas inútiles; para responderlas en el juicio final, si es que los poetas acuden a aquella confusión. Ya sé que no me contestarás, pero te perdono de Dios en el santo juicio.
¡Qué lástima que no vengas por aquí o, al menos, no renueves el aire que respiras! Tú eres de los que conozco el que saldrías más beneficiado con ello. Al menos podría verte continuamente y zurcir nuestra vieja amistad. Recuerdo siempre los intensos momentos que, durante varios años, convivimos. Madrid me parecería ahora demasiado vacío sin ninguno de vosotros y la Residencia… lo que seguramente opinarás tú de ella. Trabajo mucho. Ahora me ocupo de un libro que publicaré en breve relativo al cine: estética, teorizaciones, retratos, algo de divulgación, etc. Además voy a ayudar a Epstein en la mise en scène. Tal vez dentro de dos años seré y aun obrero más en la construcción de Films. Sobre todo trabajo muy mucho y se me fue por completo aquella especie de hastío que me entró en Madrid, los últimos meses que lo habité. Si esta primavera fueses a Madrid iría a verte. Dalí, creo que irá también allí por esa época. Nos escribimos con frecuencia.
Hinojosa publica otro libro, mucho mejor que el primero. Lo ilustra Manolo. Allí tienes un caso. París ha convertido a don José María en otra persona muy diferente. Aquí se ha encontrado consigo mismo.

No quiero darte más el latazo. Si me escribes te responderé largo, “ingeniosamente, con estilo”. Ahora me limito a lagrimear unas líneas para ver si te conmueven y me escribes muy largo a vuelta de correo.

Un abrazo muy fuerte

LUIS



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