domingo, 24 de marzo de 2013

jueves, 21 de marzo de 2013

martes, 19 de marzo de 2013


Rimbau:
“Me parecían risibles las celebridades de la pintura y de las poesía modernas; me gustaban las pinturas idiotas; los decorados de los saltimbanquis, las ilustraciones populares; me gustaba la literatura fuera de moda, el latín de iglesia, los libros eróticos sin ortografía. Las novelas de nuestros abuelos, los cuentos de hadas, los libros para niños y los viejos libretos de ópera. Los estribillos insulsos y los ritmos ingenuos”.

Querido Forrest:



Lamento que no pudieramos vernos antes de que me fuera. Los médicos decidieron mi traslado sin consultarme y no tuve tiempo de despedirme de ti. Sin embargo, les pedí que te entregaran esta nota, porque has sido muy amable conmigo durante mi estancia en el hospital.

Presiento, Forrest, que estás a punto de experimentar un cambio importante en tu vida. Te aconsejo que no desperdicies esta ocasión. Cuando pienso en ti, recuerdo que había algo en tu mirada, un pequeño destello que solía aparecer de repente, cuando sonreías. En tales ocasiones tenía la sensación de contemplar casi una genésis de nuestra capacidad como seres humanos de pensar, crear y ser.

Esta guerra no está hecha para ti, amigo, ni para mí. Afortunadamente ya me he librado de ella, y espero que tu también te libres pronto. Lo importante es qué vas a hacer con tu vida. No creo que seas un idiota. Es posible que, de acuerdo con las pruebas a las que te han sometido o el juicio de unos imbéciles, te hayan catalogado como tal. Pero yo he visto en tus ojos ese destello de curiosidad que arde en el fondo de tu mente, Forrest. Déjate llevar por la corriente, amigo mío, lucha contra los obstáculos que encuentre en tu camino, no ceses jamás. Eres un buen tío, Forrest, y tienes un corazón de oro.


Tu amigo
DAN

sábado, 16 de marzo de 2013

Buscamos los mismo, en diferentes nombres, pero la misma esencia

Creo que sin darnos cuenta, inconscientemente por culpa de nuestra educación sentimental, películas, libros, mitos, anhelos, sueños, ideales, frustraciones, héroes personales... nos hemos alimentado de los mismo durante muchos años y muchas horas muertas. Y es inevitable que busquemos el mismo ideal, que nos enamoremos de las mismas debilidades y fortalezas. Ayer me di cuenta. Los matices marcan la diferencia, claro. Pero la búsqueda de esa esencia es la misma.



Y eso. A ti también te gustaría. Lo sé.

Forrest Gump, pág. 1

Ser idiota no es ninguna bicoca, se lo aseguro. Los demás se ríen de ti, pierden la paciencia, te tratan mal. Dicen que la gente debería ser amable con los deficientes, pero no siempre es así. De todos modos, yo no me quejo, porque he vivido una vida bastante interesante.

Soy idiota desde que nací. Mi coeficiente intelectual es aproximadamente setenta, lo cual, según dicen, demuestra que soy idiota. Algunos dirían que soy imbécil, o memo, aunque yo me considero más bien torpe, y no idiota, porque la gente cree que los idiotas son esos mongólicos con los ojos muy juntos que parecen chinitos, que siempre están babeando y toqueteándose.

Soy torpe, lo reconozco, pero probablemente más listo de lo que piensa la gente, porque lo que me pasa por la cabeza es muy distinto de lo que la gente ve. Soy capaz de discurrir, pero cuando me toca decir o escribir lo que pienso me hago un lío.

miércoles, 13 de marzo de 2013

lunes, 11 de marzo de 2013

miércoles, 6 de marzo de 2013

lunes, 4 de marzo de 2013

domingo, 3 de marzo de 2013

viernes, 1 de marzo de 2013

él


Como adoro las fotos de galaxias, como adoro "it never it entered in my mind" de Miles Davis, como adoro esas conversaciones que robo a señoras, como adoro mi ciudad en su perfil más crepuscular, como adoro bailar Michael Jackson de fiesta, como adoro a las golosinas, como adoro la doce vita del talento de Mr. Ripley, los cortaditos en el café de al lado, los marianitos, domingueros las nuevas canciones de Sixto Rodriguez, como adoraba mis Chesterfield, como adoro a todos mis ídolos, a Oporto, y toda esa decadencia con todas sus estatuas, como adoraba hablar por skype con Nutria, como adoro esas mañanas sola en casa, el camino a inglés los sábados a la mañana con Bilbao recién regada, como adoro las croquetas de chipirón del Irrintzi, como adoro los textos de Elvira Lindo y aquellos martes de Asuntos Propios con el sueco, como adoro la complicidad y las coñás marineras, como los dibujos de Schielle, y las canciones de los Beatles, la ropa de Yves Saint Laurent, como adoro dormir bien en mi cama y que me despierten con música, como adoro ver las caras de alegría de la gente al vernos tocar con la fanfarria entre confeti por el suelo, o cuando nos reímos todos en la cocina por alguna frase de mi padre, como adoro cuando me confiesan algo importante y confían en mi,  como  adoro los mejores capítulos de Mad Men, como adoraba tocar la guitarra con Ocejo…. Así adoro por fin a alguien. Creía que sería imposible que alguien reuniese tantos matices, tantos contrastes, tanta ternura y tanto descaro, tanta curiosidad absurda como la mía.
Hoy he renunciado a parte de mi propia mitología, por un nuevo Dios, que resulta que es una personita real.