miércoles, 28 de noviembre de 2012

MANIFESTO

Decide cómo quieres vivir tu vida - ATRÉVETE 
Sigue tu intuición - SÉ ESPONTÁNEA -
 Sigue la excepción en vez de la regla - SÉ AUTÉNTICA -
 Sé tú misma, FRANCA y siempre sincera - 
NO TEMAS DECIR QUE NO - Pero ama decir sí - 
SÍ AL ESTILO, SÍ A LA VIDA, Y SÍ AL AMOR - Sólo ten un enemigo... 
EL ABURRIMIENTO.

domingo, 25 de noviembre de 2012



All adventurous women do


Pero sin abusar



 Hay una gran diferencia entre viajar solo o hacerlo acompañado. A lo mejor es porque soy una persona demasiado individualista pero cuando voy con otros me entero de menos cosas. Creo que, cuando uno pasea solo, percibe el entorno de una manera que se parece mucho al modo en que lo hacía de niño. Es como si, lejos de interferencias y comentarios ajenos, los sentidos se confabularan para que uno vea, huela, sienta y oiga cosas que de otra forma pasa por alto.


sábado, 24 de noviembre de 2012

“Va sobre chicas que no son de Nueva York pero crecieron viendo ‘Sexo en Nueva York’ y fueron a vivir ese sueño, y ahora que han llegado las cosas son definitivamente distintas”





jueves, 22 de noviembre de 2012

Entrevista personal #1


  1. El primer disco que compró
  2. El libro que cambió su vida
  3. Un sueño recurrente
  4. Película de Disney favorita
  5. Su topico favorito
  6. Un poema que se sepa de memoria
  7. Hora preferida del día
  8. Placer culpable
  9. Su película favorita
  10. Si hicieran una película sobre usted ¿quien la protagonizaría?
  11. Destino favorito
  12. Baile favorito
  13. Olor favorito
  14. ¿Beatles o Rolling Stones?
  15. ¿Optimista o pesimista?
  16. Lema personal...

miércoles, 21 de noviembre de 2012

martes, 20 de noviembre de 2012

domingo, 18 de noviembre de 2012

Igualita


Hay días en que la cabeza me revienta de escuchar tantos debates. Desayuno con la radio. Y ahí están, los polemistas. Después del café leo los periódicos, porque leo varios (demasiados). Dicen que es bueno leer a unos y a otros, para contrastar, y juro que con ese noble propósito lo hago, pero yo diría que al final del día mi cabeza no está al borde del contraste, sino de la explosión. Tras la comida me pongo a Ana Blanco. Hay otras, pero yo me he propuesto morir con ella: ella, que Dios la guarde muchos años, cayendo sobre la mesa de noticias del mediodía cuando haya sobrepasado los noventa; yo, clavando la barbilla en el pecho para siempre frente a la tele. Qué mejor que un final mutuo para una relación tan fiel. Dejando a un lado que no quisiera que me pillara fuera de casa el día histórico en que la Blanco se equivoque.
Pero mi adicción a los medios no acaba ahí. Sé que hay honrados ciudadanos que han decidido que en estos tiempos lo mejor es no ver para no sufrir. Es una opción. Que no comparto. Iba a decir eso tan democrático de “aunque comprendo”, pero no, qué caramba, no la comprendo. No podría estar viviendo sin saber en qué mundo vivo. A última hora de la noche sigo a los contertulios televisivos. Lo sorprendente no es que yo tenga energía para seguir escuchando teóricas sobre la crisis, al fin y al cabo no me tengo que esforzar en construir un discurso, sino en engullir el de otros; lo que me deja atónita, digo, es que haya contertulios a los que oigo de mañana, cuando tomo el café, y a los que también veo de noche. Y, mientras yo estoy directamente destrozada por lo que sale de sus bocas a lo largo de la jornada, a ellos se les aprecia más frescos que una lechuga. Que me lo expliquen. Cuando los veo maduros me entra un cansancio delegado, el que me derrota a mí cuando paso el día fuera de casa; cuando los veo jóvenes, me agobio, pienso, pero estas criaturas, ¿no tienen vida privada?, ¿prefieren perder su juventud entre estudios y platós? Hay una mujer joven, de mirada incisiva y dicción cristalina, que opina con el mismo ímpetu a las nueve de la mañana en una radio que a las doce de la noche en una tele. Soy torpe para memorizar los nombres, pero a fuerza de escuchar “qué opina Carmen Morodo de este asunto” es como si tuviera ese nombre clavado con agujas de acupuntura en las sienes. No critico la permanente presencia de todos ellos, incluso yo diría que les admiro, porque jamás he conseguido en mi vida mantener una discusión durante más de un cuarto de hora. Prefiero perder en una polémica a soportar a un pesado, y reconozco que evito en lo posible a los polemistas porque soy de mosqueo fácil, y valórenme esta confesión, por favor, dado que lo que tiene prestigio es presumir de que uno sabe discutir sin sentirse afectado personalmente. Por tanto, yo miro y escucho a los contertulios como a seres que pertenecieran a una raza diferente de la mía, y sospecho que un debate conmigo sería un auténtico aburrimiento, porque por tratar de que la cosa se zanjara pronto y no sentirme herida sería capaz de darle la razón al oponente más cretino.
Los admiro, porque yo jamás he conseguido mantener una discusión durante más de un cuarto de hora
Esa es la ventaja de tener una columna: no tienes que vértelas con nadie. Yo no sé, por ejemplo, cómo llevaría el que en una de estas tertulias políticas uno de los participantes soltara eso de “Europa piensa que todavía tenemos deberes por hacer”. A mí, que he sido como Felipe el de Mafalda y la palabra “deberes” me produce urticaria, el escuchar que alguien, con toda naturalidad, habla de deberes como si todos fuéramos en el mismo barco y viajaran de igual manera los que están en camarotes de primera o de segunda que los que se están cruzando el océano a nado me irritaría enormemente. Si escuchara (otro ejemplo) cómo alguien opina, con grandes dosis de paternalismo, que aun comprendiendo que la gente exprese su descontento con los recortes en sus sueldos o con el paro hay que tener presente que si se incide en las protestas callejeras se puede desembocar en una helenización de la vida española, no podría evitar preguntar, “¿pero qué otra forma tiene entonces esa gente de canalizar su ira?, ¿qué otra manera se le ofrece de participar en su destino?”. Por otra parte, por qué sorprende que nos helenicemos, si los trabajadores reciben a diario razones para helenizarse.
Desde mi columna todo lo veo claro, desde la cocina donde tomo el café, desde el sofá donde veo la tele, pero no sabría defenderlo de palabra y optar por una opción ideológica que me definiera como la contertulia que ha de ocupar el sillón conservador o el progresista. Y no es por falta de principios, es falta de energía. Como a Felipe, el de Mafalda, me ocurriría que mientras otro contertulio expusiera sus puntos de vista, a mí se me iría la cabeza a otra cosa; porque a los que no sabemos debatir nos pasa eso con demasiada frecuencia: utilizamos toda la batería para expresar nuestra opinión y luego la dejamos recargando mientras otros hablan. No es falta de interés por lo que otros piensan, se trata más bien de un déficit de pasión por el debate que nos convierte, y lo sabemos, en perdedores de cualquier discusión. Eso no quita que no me guste asistir a cómo otros se dejan la vida en ello. Desde la barrera, igual que Felipe. Igualita.

sábado, 17 de noviembre de 2012


Dalí siempre pensó que Harpo era el verdadero cómico de los hermanos. Le mandó un arpa con alambre de espino, cucharas y toda ella envuelta en celofán. Harpo le contestó con una fotografía tocándola con cara de sufrimiento y las manos vendadas. En seguida se hicieron amigos.



La cuadrilla

Dalí, Gala, Henry Miller & cia.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Mila Davis

Luisa Amstrong


lunes, 12 de noviembre de 2012

loulou de la falaise









Loulou de la Falaise ha muerto a los 63 años tras "una larga enfermedad". Lo ha comunicado la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent en una nota que expresa "profunda tristeza". El hecho de que esta institución anuncie el fallecimiento evidencia la intensa vinculación que la diseñadora mantuvo con el maestro de la alta costura durante más de 30 años. Mujer de pintoresca biografía, fue una influencia capital de la moda de los años setenta. Pasará a la historia como una de las grandes musas de Saint Laurent en una de las pocas ocasiones en las que ese término resulta auténticamente pertinente.
"Me solía irritar ese término", explicaba a la edición italiana de Vogue en enero de 2010. "Para mí, una musa es alguien con un aspecto elegante todo el tiempo, pero que es muy pasiva. Yo trabajaba mucho. Trabajaba desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche o hasta las dos de la madrugada. No era pasiva. Trabajé en las joyas, en el punto y en las colecciones comerciales. Ahora que todo ha terminado, me gusta pensar que hay un poco de mi alma en la ropa que diseñó cuando yo estaba allí y que yo era una fuente de inspiración".
Compartirá para siempre el título con Betty Catroux. "Betty le inspiraba el misterio y le aportó el estilo masculino", decía de la Falaise en la misma entrevista. "De mí le gustaba la fantasía y sacó sus diseños máshippies". Se conocieron en 1968 y el diseñador quedó tan impresionado por su carisma que quiso tenerla a su lado a cualquier precio. Empezaron a colaborar en 1972. "Él quería que yo trabajara con él, pero no sabía en qué. Le propuse hacer joyas y él aceptó. Cada día inventábamos nuevas formas de lucir cosas que encontrábamos por mercadillos o anticuarios y creábamos personajes. Lo pasábamos muy bien". "Su verdadero talento, más allá de sus cualidades profesionales incontestables, es el encanto", dijo de ella el diseñador. "Particular. Emocionante. El extraño poder del don de la ligereza, mezclado con la intensidad irreprochable de su mirada sobre la moda. (...) Su presencia a mi lado es un sueño".
Vivaz, fresca, fantasiosa, atrevida y descarada, de la Falaise tenía mucho de heroína literaria. También la biografía. Nació, en Londres, el 4 de mayo de 1948. Su padre, Alain, procedía de una aristocrática familia francesa y trabajaba como escritor y traductor. Su madre, Maxime Birley, era modelo de Elsa Schiaparelli, diseñadora y autora de libros de cocina. Según Cecil Beaton, Maxime era la "única británica auténticamente elegante". Con semejante árbol genealógico no es de extrañar que la leyenda que rodeó a Loulou estuviera plagada de anécdotas extravagantes y difíciles de contrastar. Se decía, por ejemplo, que había sido bautizada con un perfume de Schiaparelli en lugar de agua bendita. Sus padres se divorciaron dos años después de su nacimiento y ella y su hermano se criaron en internados. Fue expulsada de hasta tres de esas instituciones suizas.
Su existencia estuvo regida por una mezcla de refinamiento, provocación y rebeldía que, sin duda, Saint Laurent filtró a sus diseños. A finales de los 60 se trasladó a Nueva York y la poderosa editora Diana Vreeland trató de que se convirtiera en modelo. Ella prefirió dedicarse a las noches de Studio 54 junto a Marisa Berenson, Robert Mappelthorpe o Paloma Picasso. Cuando se instaló definitivamente en París, se hizo imprescindible para Saint Laurent y pasó a formar parte de la hedonista pandilla que acompañó al frágil creador hasta su muerte en 2008. "No hacía nada sin mi", explicaba. "Yo mantenía la atmósfera relajada. Si se ponía neurótico, le decía que se dejara de tonterías. Pensaba que nadie se divertiría con su ropa si él no disfrutaba al crearla".
En 1977 se casó en segunda nupcias con Thadée Klossowski de Rola, hijo del pintor Balthus. Lo hizo vestida de reina oriental, con turbante incluido, por Yves Saint Laurent. El diseñador se encargó de todos los detalles de la ceremonia, desde la ropa hasta las barcas floridas que llevaban a los invitados hasta la isla en el Sena donde se celebró. Thadée y Loulou tuvieron una hija, Anna.
Tras la retirada de Saint Laurent de la moda en 2002, Loulou de la Falaise trató de mantenerse como diseñadora independiente con resultados mucho más discretos. Comercializó bisutería, ropa y objetos para la casa bajo la marca Loulou de la Falaise Fantaisies y abrió dos tiendas en París. También produjo una línea de joyería que se vendía en Majorelle, la casa de Saint Laurent en Marrakech. Aunque le costara brillar sin él, Saint Laurent no fue el único diseñador que apreció su potencial como inspiración. En 2007, The New York Times recogió testimonios de varias generaciones que dejaban claro su atemporal atractivo. "Ella es la mujer para la que yo diseño: singular y siemprechic", afirmaba el treintañero estadounidense Zac Posen. "El estilo de Loulou de la Falaise es elegante y refinado y sus diseños son hippies, pero sofisticados", decía el octogenario Hubert de Givenchy.

domingo, 11 de noviembre de 2012

martes, 6 de noviembre de 2012

Y es que no hay nada mejor que...

... volver a empezar de 0.
Buscar la esencia de las cosas, costumbres y personas.
Encontrar la palabra exacta para cada sensación, para cada escalofrío.
Si quieres dejar huella en tu mensaje escríbelo en verso, dicen.
También puedes cantarlo, mal, o bien,  o bailarlo, o mejor aún... susurrarlo.
Destilar lo cotidiano y convertirlo en himno, en fuegos artificiales, en canción, en sueño.
Y continuar escribiendo cualquier banalidad porque podemos sacar brillo a las baldosas de la calle, y convertirlo en alfombra roja del día a día, en camino de cristal, en espejo el cielo de tu alma, en camino de flores... mientras te recogen el pelo.

...son sus manos en mi pelo...
Antonio... qué bueno eras
" poco o nada cuesta ser uno más" decías...